Cosas que aprendes cuando creces

¿Por qué hay que ser políticamente correcto cuando correctamente te pisotean? ¿Por qué hay que soportar a gente que en realidad no soportas?

Nunca he sido partidaria de la hipocresía, aunque si hay que mentir soy de las mejores, pero no me gusta. No me agrada fingir simpatía por alguien que me saca de mis casillas con dos palabras y que detrás de esa humildad en la que se escuda sabes que solo hay celos, rabia, envidia y puñaladas traperas.  No me gusta pasar más del tiempo estrictamente necesario con gente así. Me envenenan el espíritu y ya lo tengo bastante maltrecho.

Será que crecer y estrellarte contra el barro te hacen ser cauto y te cansas de niñerías que en la adolescencia tendrían más cabida que en un mundo adulto. Será que el mundo adulto es lo bastante hijo de puta como para encima aguantar a los que aún tienen que aprender a caer y tragar gravilla.

No quiero decir que seas grosero. La educación prima donde otros no la tienen y la calma donde otros no la guardan. No te rebajes a su altura, pero no sufras con su presencia si no es necesario.

El tiempo es un bien muy preciado como para gastarlo con gente de semejante calaña.

Vive y deja vivir. Y sobre todo: vive tu vida sin tocarle los cojones a la mía y todo será más fácil, sobre todo para ti.