3-



Un repique en la puerta.

-Ya voy-contesta desde dentro. Intenta ponerse la túnica decentemente aunque se hace un lío con la tela. Demasiados colgajos, en su opinión. Sabe de uno que se reiría de él, tantos años y aún sigue sin saber ponerse la vestimenta de las ceremonias.

Vuelven a llamar. Esta vez se oye una voz desde el exterior.

-Señor, el Consejo de Sabios le espera en la Sala de Meditación-informa el soldado. Como si él no lo supiese.

Repite “va, va” e intenta poner a la misma altura la banda de sus hombros. Se ata la túnica con la cuerda dorada para no pisarla al salir y se ajusta las gafas. Suspira con resignación y sale por fin. Un grupo soldados lo escoltan a través de los pasillos de piedra blanca. Ninguno habla, él suspira. Toda una fiesta.

Se paran frente a una gran puerta de roble y los soldados se colocan, vigilantes, a cada lado. Cierra los ojos, toma aire y se dispone a entrar cuando escucha unos pasos acelerados que se acercan por el pasillo.

-¡Eh!-se gira y ve a un chico pelirrojo correr hacia él, con la túnica morada característica de los pupilos de último años.-Pensé que no me daría tiempo a verte antes de que entrases-Los soldados fruncen el ceño ante el retraso inoportuno y la manera coloquial del chico al referirse a tan alto cargo.

-Angus, tengo que entrar ya. La ceremonia está apunto de comenzar.-el chico pelirrojo le aparta un poco de la puerta para que los soldados no pongan tanto el oido.

-Entonces ¿Cuánto tiempo llevará esta vez?-El chico alto, moreno, con las gafas algo torcidas y definitivamente unos años mayor que el pupilo, sonríe divertido.
-Deberías saberlo ya.-Angus suspira resignado.
-Encima Sam y Marcus saltaron hacia el otro lado y tendré que quedarme a estudiar con mis compañeros.
-Que es lo que debes hacer-el pelirrojo hace un mohín con la nariz.-De todas maneras, la misión no les llevará más de dos días, volverán antes de que yo salga de ahí.

Hace un gesto con la cabeza y señala la puerta.

-Está bien.-el chico se separa un poco con expresión algo apenada y se inclina para despedirse- Le deseo paz y tranquilidad en el Ritual de Unión con la Gran Sacerdotisa, Maestre Eric.

-Se lo agradezco, Angus.

El chico se da la vuelta con pesadez para desaparecer y descargar su aburrimiento con algunos hechizos cuando siente que le retienen del brazo. Justo al volver la cara nota esos labios que conoce tan bien sobre los suyos. Un beso rápido y fugaz. Un guiño de ojos y antes de que le haya dado tiempo a reaccionar Eric entra en la Sala de Meditación ignorando a los soldados y con la actitud solemne que se esperaría de alguien de tamaño poder.

Traspasa el umbral pensando en Los Guardianes, les desea suerte en su misión. Piensa en Angus, cuenta los minutos para salir y poder pasar tiempo con él.

Cuando llega al centro de la sala, el Consejo de Sabios comienzan con las oraciones de espaldas a él, mirando hacia los ocho puntos Sagrados. Se arrodilla en el octágono que hay pintado en el suelo, sobre un gran cojín de plumas de oca, y entonces una puerta distinta se abre y entran las doncellas seguidas por la Gran Sacerdotisa que se arrodilla a su lado. Se miran y sonríen. Da comienzo la ceremonia de Unión de los Tres Soles.