CONTEXTO Nº1:
“No es por ti, es por tu camiseta”
Vas caminando cual hoja al viento, por un Salón del Cómic/Manga/Callecualquieradecualquierciudad y se te cruza, lo ves, ¡Zas, en toa la boca! O los ojos…o… buenochicoloquesea. El caso es que lo ves. Y oye, que le quieres decir al muchacho que te ha caído en gracia, pero claro, no quieres parecer acosadora, loca, o ninfómana o algo así. ¿Qué hacer? Entras por la tangente y pillas el kit de emergencia: la cámara de fotos, un comentario casual y mucha cara dura.
Esto es mucho más sencillo si tienes a favor que su camiseta es interesante de ver, es decir, que mola. Te acercas y saldría algo así:
-¿Puedo hacerte una foto?
-¿Eing?
-No es por ti, es por tu camiseta
El chaval se quedará pillado, pero le durará unos segundos. Si vas con una amplia sonrisa y cara de bobalicona inocente se reirá, se hará la foto contigo, y si no eres una sosa y le das algo de juego…¡Ala, ya lo tienes! Pedir número de teléfono, mail, msn, vamos, que os paseis algo pa’ quedar.
A otra cosa mariposa.
CONTEXTO Nº2:
“¡Anda! ¡Si eres un tío!”
Resulta que después de mucho tiempo compartiendo chorradas, arena, sacapuntas, caramelos y chicles, y creces (porque eso de crecer no se puede parar por más que lo intentes), descubres inquieta que te sienta mal que tu amigo, ese que considerabas como un hermano, se sienta interesado más seriamente por una chica. Problema chica, tienes un morao del copón, y cuando te pones a recapacitar sobre esto, completamente novedoso, acabas pensando “¡Anda! ¡Pero si es un tío!”
¿Y qué se hace ahora si no quieres terminar como la protagonista de La Boda de Mi Mejor Amigo? (Película que jamás volverás a ver de la misma forma)
Como no puedes evitar que conozca a una Crémme Broulé, y no todos los amigos gays te sacarán a bailar, la Gelatina tiene que moverse. Me explico, tienes que actuar, dejarte de chorraditas y cagaditas de adolescente en plena edad del pavo y pasar a la acción.
Quedas con él un día, seamos prácticos: en vuestro sitio favorito, para hacer lo que siempre hacéis, que no queremos que el chaval se acojone (antes de tiempo). Y habláis, más bien…hablas. ¿Y qué le dices? Aquí unas directrices:
-Todo se reduce a una cuestión práctica, vamos, la ley del mínimo esfuerzo. Si he de compartir la vida con alguien (quien dice vida, dice algunos días/semanas/meses/años) pues contigo, porque ya te conozco, ya me he acostumbrao y ahora buscar a otro…apuf, ¡qué pereza!
Luego está la versión romanticona (porque a PyP le hace más ilusión esta versión): que si la confianza que había ha llegado a un punto álgido, que si han aflorado sentimientos (cual capullo en primavera, perdón perdón XD) nuevos aunque no te han resultado tan extraños como esperabas y una serie de blablabladigodigodigo sigue tú que yo me opongo.
CONTEXTO Nº3:
“Niño, que se te cae la toalla”
Un día vas por tu piso, sin peinar (en plan machuweiña), en pijama, con ojeras, bronceado flexo, apuntes en una mano y tila reparadora en la otra...cuando se abre la puerta del baño y entre una nube de vapor aparece tu compañero de piso. Ese al que has visto eructar, comer cosas que no las aprobaría el Consejo Nacional de Salud, del que te has encontrado calzoncillos por los rincones y le has tenido que gritar en numerosas ocasiones que limpie el baño…
Ese mismo. Pero debido a cuestiones químicas y físicas poco conocidas hasta ahora (están en fase de estudio) (aunque se cree que el hecho de que salga con el pelo mojadito y chorreando agua pueda influir en algo, nostoy segura) Voilá, él te dice que pinta más horrorosa tienes y tu aunque quieres llamarle capullo integral como siempre te sale un “Niño, que se te cae la toalla”, con la sonrisa bobalicona (tranquila, se nota poco debajo de la apariencia de estudiante pringá) y ojos desorbitaos (que se camuflan bien entre las ojeras).
Piensas que es un estado transitorio, pero al darte cuenta que le haces demasiado la comida y que te encanta que te llame para abrir la puerta a las cinco de la mañana porque se le han olvidado las llaves, incluso encuentras interesantes sus conversaciones monótonas sobre futbol…decides tomar cartas en el asunto y como este manual es para personas prácticas, le comunicas lo siguiente:
-Oye, ¿qué te parecería compartir cuarto conmigo y así tenemos menos gastos?
CONTEXTO Nº4:
“Tienes muy mal gusto para elegir”
Tienes un amigo/compañero que te mola pero que por cuasualidades del destino, tiene una novia bastante repelente, a la cual no soportas y la que no te soporta porque sabe que te llevas DEMASIADO bien con su novio…
¿Qué hacer oh, alma cándida?
Como no le puedes decir directamente “cucha tu oyes, déjala y vente conmigo”, básicamente porque no es políticamente correcto (bah!) tienes que dejarlo caer, como quien no quiere la cosa. Ahora, que el muchacho pille la indirecta…solo decir…que es un hombre…
¿Cómo? Una de esas veces en las que estás en su piso, o él en el tuyo, viendo una película comiendo palomitas y haciendo el ganso…él se fijará en la típica prota de turno, sin cerebro, esaboría y con muchas tetas, que te recuerda a su novia. Así que en mitad de su explosión hormonal descontrolada, le sueltas: “Tienes muy mal gusto para elegir”.
Ahí lo dejas.
CONTEXTO Nº5:
“¿Necesitas que te adopten?”
Todos los días pasas por el mismo sitio para ir a la facultad/biblioteca/café/bar/parque y siempre te encuentras al mismo tío en el mismo sitio con la misma cara de fumao u/o perdido de la vida, bohemio soñador con guitarra incluida.
Después de pasar tantas veces, te has dado cuenta de que ha conectado con tu parte espiritual (todos tenemos una de esas) y que la cabina de al lado de su banco es la mejor para simular llamar a tu madre porque te has quedado sin batería en el móvil, que se ríe cuando escucha las chorradas que dices con “tu madre” y blabla.
Por lo tanto y debido a su cara de perrito abandonado, y cuando has demostrado científicamente la mayor parte de hombres de tu alrededor (por no decir todos) parecen mucho más simples que el “hombre del banco” decides soltarle lo siguiente:
“¿Necesitas que te adopten?”
CONTEXTO Nº6:
“Sería interesante de conocer”
Una amiga te quiere presentar a un tío, tu escéptica primero pides que te diga sus aficiones por lo menos. Después de escuchar te das cuenta que el chaval es lo más interesante que se te ha cruzao en los últimos tiempos. Pero ¿cómo decirle a tu amiga que quieres conocerlo sin resultar desesperada ni que resulte sospechoso? Fácil, sueltas un “hum, pues sería interesante de conocer” como quien no quiere la cosa. Tu amiga se queda contenta y a ti no se te ve demasiado el plumero.
CONTEXTO Nº7:
“Te lo traduzco o te lo interpreto”
Conoces a un chico de una manera un tanto curiosa, el amigo de la amiga del amigo aquel que viste la noche esa del mes de entonces. Piensas que la química-física que hubo esa noche en plan miraditas y ojitos (lo que va siendo un feeling) solo se quedará en eso, en esa noche. Pero os empezáis a encontrar en las paradas de autobús, os empezáis a llamar más que a vuestras madres, le quitas el jersey molón a tu compañera para ir a tomar un simple café con él porque tienes que ir pequeña y preciosa, te empiezas a interesar por cosas que antes te la traían floja… la cosas digamos que marcha, pero los dos sois más cortaos que la manga de un chaleco para dar algún paso. Hasta que un día te levantas y te dices “pues leñes, me voy a declarar yo que es una cosa así como novedosa”, y porque ya estás hasta los cojones y tus amigas también del comecome de cabeza.
Ya conoces el modus operandis: te compras un pañuelo, te pones divina y preciosa y quedas con él como quien no quiere la cosa para dar una vuelta. Os sentáis en algún sitio tranquilo y con cierto encanto. Ya tienes el terreno listo.
Ahora, no pensarás que te vamos a poner letra por letra, coma por coma lo que tienes que decir, ¿no? Ni lo sueñes. Solo damos consejos básicos prácticos, y aquí van unos cuantos: ponte seria, pero no en plan funeral. Se sensible, pero no como una magdalena. Que se te escuche, pero no grites, que sea suave pero que no tenga que ponerse sonotone para oírte. Habla claro, sin metáforas, que es un hombre. No te vayas por la tangente. Intenta no mirar demasiado al suelo aunque sientas eso de “cuatroº trágame”. Pero ante todo, calma y se tu misma.
Ea.
CONTEXTO Nº8:
“Pío, pio que yo no he sido…”
Un día vas con tus amigas por la calle y de repente entre la cantidad ingente de gente corriente y moliente lo ves. Un ser al que calificarías “interesante de conocer” (véase contexto nº6) pero al que por nada del mundo te acercarías para dar el primer paso pues va en contra de tus principios.
El tiempo corre en tu contra, y la acera también porque es bastante corta. A esto que una de tus amigas suelta una de sus ocurrencias fruto de sus burradas hormonales, que por respeto y buena presencia no retransmitimos aquí. El chaval se gira y os mira con cara de “coño, la revolución femenina avanza a pasos agigantados”. Tú, que todavía le estás echando la bronca a tu amiga por ser tan cazurra y bastorra, te das cuenta de que todas se han apartado cual capullas y tú eres el centro de la mirada del sujeto. No quieres que piense que eres una inculta maleducada (que pa eso estás estudiando una carrera, con más pena que gloria pero eso tus padres no lo saben) le sueltas con cara de inocente y a la vez de nolohedichoperoyocompartoesaopiniónfervientemente: “pio, pio que yo no he sido…”
Que de ahí salga una cagada o una cosa que te cagash no sabemos ni prometemos nada. Todo es cuestión de que no te quedes pillá en el último momento y se te venga el mundo al suelo.
Que la fuerza te acompañe.