Capitulo 2

Hace tiempo...leñes,en primero de carrera, en mi antiguo blog (quetuvequecerrarporunmalditoindeseabledemierdaallisepudra) colgué una parida que escribí en mitad de una soporífera clase de Matemáticas (así no las apruebo ni a la de tres xD).

Mezclé el mundo real con Bleach. Os pongo en antecedentes: Basícamente me encontraba en mitad de clase de matemáticas cuando un hollow entraba llevándose por delante a mi profesor (ooooooh XD) y a media clase. Siguiendole los pasos entro en escena Ichigo (¡Ichigo! ¡Ichigo!) y Rukia (saaaaaaaaaaaa Rukia!). Peleas, chica con el hombro jodido. Se termina la pelea, herida curada pero con cicatriz. Fin de la clase y parecía que todo había sido un sueño. O no.

Y hoy me he acordado por nosequé comentario en el foro, y me acordé que dejé hasta bosquejados algunos capitulos, bosquejos que he encontrado hoy y que me ha dado la picá de desarrollar un poquito.

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CAPITULO 2

-El flujo de electrones recorre la espira constantemente…

Allí estaba yo. En un pasillo solitario de la facultad, atendiendo a las explicaciones que un fantasma me daba sobre física. Has leído bien. Física. Digo, un fantasma. Cualquier cosa me valía ya con tal de aprobar. Puede resultar raro, el hecho de que estuviese oscureciendo y la facultad estuviese casi vacía por completo, y desierta en ese pasillo, daba a la escena un tono lúgubre. Pero desde aquel suceso las cosas raras y escalofriantes parecían perseguirme. Resulta que podía ver fantasmas.

Desde aquel encuentro con el chico peli-naranja y la chica bajita y borde las cosas raras llamaban a mi puerta. Sensaciones escalofriantes sin motivo alguno y ahora, ver fantasmas.

Al principio me entró pánico, pero después de un par de días te das cuenta que la mayoría no son peligrosos, los hay algo plastas y otros que resultan son unos buenazos. Como el de ahora, me había visto pelearme con mis apuntes de física y se había ofrecido para ayudarme. Era un profesor que murió poco después de jubilarse, y decía que la facultad le entretenía, sabía que se había dejado un asunto pendiente pero no recordaba cual. Mientras, me ayudaba.

-Vale-asentí mientras recogía los apuntes y los metía en una mochila algo destartalada-Lo he entendido. Muchas gracias pero ya he de irme, se me hace tarde y aun voy a tardar en volver a casa.

-Vuelve cuando quieras, ya sabes que siempre ando por aquí-y vi como se alejaba pasillo arriba.

Recogí mis bultos y recorrí los fríos pasillos de la facultad. Para muchos los exámenes habían llegado ya a su fin y alejarse de la facultad era lo que todo el mundo esperaba con ansias. Caminé sin prisa, no tenía mucho que hacer al llegar a casa, seguir repasando para mi último examen del curso, así que cuando el semáforo cambió a rojo en el momento en el que me disponía a cruzar tampoco es que me frustrase mucho. Sin embargo, el chico que paró a mi lado bufó molesto. Lo miré por el rabillo del ojo, alto (me sacaba una cabeza y no es que yo fuese bajita), moreno y de aspecto surfero.

En ese momento a mi hombro izquierdo le dio por fastidiar, una cicatriz en forma de cruz que parecía me iba a acompañar para recordarme ese fatídico día, como si pudiese olvidarlo como parecía que habían hecho el resto de compañeros y profesorado. Resulta curioso como un profesor puede desaparecer inesperadamente, media planta de la facultad venirse abajo y nadie recuerda nada. Una fuga de gas, dicen que fue lo que paso…

El semáforo cambió a verde y me disponía a cruzar cuando lo sentí. La presión, ese vacío en el pecho y ese sudor frío que me recorrió la espina dorsal. Me quedé petrificada en el sitio. Un grito desgarrador resonó por todo el lugar, miré horrorizada al chaval que ya cruzaba la carretera, no había cambiado la expresión de su cara. O no lo había oído por los cascos del mp3 que le veía o no lo había oído porque no podía. Bueno, sería un alivio para él. En ese momento el Hollow apareció, a unos metros a mi izquierda. Sus ojos negros me traspasaron y su lengua roja se relamió con gusto.

Tenía que echar a correr o acabaría dentro de su estómago, si es que esas cosas tenían estómago, y me acordé del chaval, no podía dejarle ahí como si nada. Y como si el maldito bicho me leyese la mente volvió su mirada hacía el muchacho. Como movida por un resorte salí corriendo, agarré al chaval del brazo y eché a correr en dirección opuesta al hollow con el muchacho arrastras lo más rápido que mis piernas me lo permitían sintiendo como el hollow gritaba a nuestra espalda.

-¡Corre!-le grité al chico cuando hizo ademán de soltarse.

-No creo que este sea el mejor modo de ligar-se quejó, pero seguía corriendo pese a todo. Iba a quejarse más cuando un coche aparcado a nuestra derecha se hizo añicos y fue suficiente motivo para que siguiese corriendo.-UooooooOOOOOH!

-¡Que corras!-le apremié, giré la vista un momento para descubrir que el hollow nos seguía incansable. El chico también giró la cabeza para buscar a nuestro perseguidor, por lo menos el no se percataría de…

-¡Pedazo de bicho! -¿¡Lo ve?!

-¡¿Lo ves?!-grité

-¡Si he dicho que es un pedazo de bicho será porque lo veo!-gritó como si fuera evidente. Era evidente.

-¡¿Y como no lo oíste llegar?! ¡¿No oíste el rugido?!

-¿Era eso? Pensé que era mi estómago-querría haberle llamado imbécil, pero me faltaba el aire de tanto correr. Una no está hecha para las persecuciones.

Sacamos algo de ventaja girando por callejones estrechos y finalmente nos metimos de lleno en un descampado. Genial, un descampado, ideal para esconderse… ¡en un arbusto! Había un par de chozas ruinosas deshabitadas por aquí y por allá, ya habíamos encontrado el lugar al que los drogadictos vienen a chutarse, ahora el problema era esconderse.

Nos metimos detrás de una de las chozas esas ruinosas y retomamos un poco el aire.

-¿Le debes pasta?

-¿Te crees gracioso?

-Soy gracioso. –puntualizó mientras apoyaba las manos en sus rodillas e intentaba coger aire del medio.

-Imbécil.-me senté en el suelo aunque sabía que iba a levantarme pronto y corriendo, pero es que mis piernas se quejaban mucho.

-Nuevo record en el que una chica me manda a la mierda, has sido la más rápida-rió. Bufé.-Bueno, dado que compartimos huida psicótica, lo menos es presentarse: Orion

-Laila-dije cogiendo la mano que me extendía como gesto cortés, y gracias a que tiró de mi en el momento justo no salí volando con la casucha.

El Hollow nos había alcanzado. Y sin pensarlo cogí un peñasco y se lo tiré a la cabeza.

-¡¿pero qué haces?!-me gritó Orion.

-¡Estoy-hasta-las-narices-de-correr-por-culpa-de-este-bicho! ¡Maldito Ichigo y maldita Rukia de las narices! ¿¡donde coñe estáis cuando hacéis falta!?-Tiré otro peñasco a la cabeza del hollow y este rugió enfadado. Me quedé en actitud desafiante.

-Debo de estar loco-masculló entre dientes al ponerse a mi lado mi nuevo compañero de escaramuzas.

Volvimos a tirarle las piedras más grandes que encontrábamos por el camino, lo cual no hacía sino enfadar aún más al hollow. En una de esas veces nos tiró al suelo con una de sus patas-manos-brazos, lo que sea. Nos volvimos a levantar esta vez algo más cabreados.

-¡Maldito bicho de mierda! ¡tengo una brecha en la cabeza!-gritó Orion mientras se palpaba la frente, un hilo de sangre le caía por la cara. Nos volvimos a encarar al hollow cuando me di cuenta de que no tenía piedras en las manos, sino un palo largo y fuerte.

-¿Por qué tienes el palo de Goku?-me preguntó Orion mientras esquivábamos otro golpe. Me miré las manos, me ncogí de hombros. Le miré.

-¿Por qué tienes otro palo de Goku?-se miró las manos, el mismo palo.

No vimos venir el siguiente golpe y caímos de nuevo. Sin apenas tiempo de reaccionar cerramos los ojos al ver como el hollow se cernía sobre nosotros para darnos el golpe final.