Reencuentros III

Hoy es el día

El día se aproximaba. Lo notaba cerca. Un día despertaría y sería en mi barco, sería en el mar. Y mientras la hora llegaba yo ultimaba detalles. Incluso me había teñido el pelo de naranja, se asemejaba al tono que tenía en la otra vida. Las gafas serían un poco molestas en el mar, pero no podía hacer gran cosa, y las dichosas lentillas serían aúnmás engorrosas.

El día de mi partida había sido dificil. Me despedí de la familia y amigos. Ellos diciendo "Hasta pronto", yo despidiendome con un "Adiós". Resultó más duro de lo que creía. Ellos habían cuidado de mi, me habían aguantado, y se que no les fue demasiado facil, ya que yo no era como las demás, ni yo misma lo había pasado muy bien los primeros años. Pero ahora los veía alejarse, con sonrisas tristes creyendo que volverían a verme dentro de unos meses. Con los ojos húmedos me senté en el tren, sabiendo que eso no ocurriría. No los olvidaría, siempre estarían conmigo, y me llevaba unas cuantas fotos. Pero ellos... quizás me odiasen después, no se los reprocharía.

Dormí durante todo el viaje en el tren con destino a alguna parte, donde se suponía que cogería un avión que me sacaría del país. Nunca llegué a cogerlo.

Con una pequeña mochila al hombro me bajé del tren, tiré el movil en una papelera y me dirigí sin prisas hacia la playa. Había gente, aunque no demasiada. Estábamos a principios de verano y en los colegios ya habían dado vacaciones, asi que por la orilla correteaban algunos mocosos, aquí y allá se hacían castillos de arena, adolescentes jugaban al futbol o al voleybol mientras intentaban ligar con las chicas, y unas cuantas madres vigilaban a sus hijos mientras cotilleban de esto y aquello.

Me alejé de ellos,dirigiendo mis pasos a las frías rocas cerca del acantilado. Estaban resbaladizas y era dificil subir, facil escurrirse y acabar con la cabeza abierta en un descuido. Con cuidado de no cortarme con algunos cantos me encaramé a ellas y me senté en una roca más o menos lisa. Apenas soplaba brisa alguna, pero la suficiente para traerme la espuma de las olas que rompian con suavidad esa tarde entre las rocas.

Miré, contemplé embelesada ese azul del mar, esa vasta extensión de agua que se extiende hasta el horizonte, donde en una pequeña línea el azul del cielo y el azul del mar se confunden y se hancen uno. Las gaviotas volaban a su antojo gracias a las pocas corrientes de aire, se posaban unos instantes en el agua y salían volando de nuevo.
El sol jugaba con los brillos del agua y se escondía de vez en cuando detrás de alguna nube.

Respiré aliviada. El mar era relajante, y estimulante a la vez. Las espuma me hacía cosquillas en la piel, y el mar me decía con su clara imagen lo grande y hermoso que era. Ningún ser, mortal o inmortal, se podría proclamar su dueño, él no tenía dueño, nadie podría gobernarlo jamás, eso era algo que todo aquel que hubiese navegado por sus aguas tenía que entender. Aún así había seres que se creían con el derecho de proclamarse los Señores dle Mar. Cuán equivocados estaban.

Sentí risas a mi espalda, tan onnubilada había estado contemplando el mar que no me había percatado de que se acercaban unos niños. Una pandilla de niños y niñas de no más de 12 años. Subían las rocas riendo y corriendo sin fijarse bien donde se agarraban o ponían los pies. Uno de ellos, estaba alcanzando la roca donde estaba cuando su pie falló y se escurrió. Corrí y le agarré del brazo evitando que se diese el talegazo del siglo. Se dio con la roca y se hizo algún rasguño, pero nada grave. Le ayudé a subir y se sentó a recobrar aliento. Pronto sus amigos subieron y le rodearon con preocupación.

-Está bien, solo algo asustado-dije dándoles la espalda y volviéndome a sentar en el filo de la roca. El chaval se acercó lentamente y me dio las gracias timidamente.-No hay de qué. Procura no matarte en unas simples rocas. Es una muerte muy tonta.
-¿Y usted que hace aquí arriba, señora?-preguntó otro chavalillo, todo inocente...
-No-soy-tan-mayor-para-que-me-llames-señora-dije tensa con los dientes apretados. Viendo comos su caras se pusieron pálidas me serené-Solo contemplo el mar.

Se acercaron a mí y miraron con atención.
-Yo no veo nada
-Es aburrido
-Tia¿tú estás bien?
-Yo veo barcos, barcos piratas-dije.
-Le ha dado una insolación

Me volví y crucé las piernas.
-El mar guarda muchos secretos y es testigo de miles de aventuras...¿quereis oir alguna?

Sentados en circulo, al principio escépticos y desconfiados, se sentaron a escuchar. Poco a poco sus semblantes fueron tornandose más interesados. Sus ojos bien abiertos intentando así no perderse ni un detalle de las aventuras de un grupo de piratas. Aguantaban tensos la respiración cuando había escenas de lucha, reían con escenas absurdas y pintorescas, alguna lágrima era derramada cuando alguien moría inesperadamente.

Miedo, terror, risas, aventuras, adrenalina a tope, libertad, así era la vida de un pirata.

Las horas pasaron volando y antes de darme cuenta el sol ya se estaba poniendo, cubriendo con un manto naranja el azul del mar, aisando a los chicos que ya era hora de marchar.
Con pesar se levantaron y fueron bajando por las rocas, esta vez con más cuidado.

-¡Eh!¡Chica! ¿Estarás aquí mañana?-me gritó uno cuando llegó a la arena. Yo negué con la cabeza y suspiraron resignados, gritó:-¿y qué haremos mañana?
-Jugar a ser piratas-contesté
-Chica, ¿cómo te llamas?-me preguntó el chico al que había salvado.
-Aquí no tengo nombre-contesté, se encogió de hombros y bajó con el resto. Una vez abajo me llaron.
-¡Eh!-miré, todos se despedían con la mano. Levanté la mia para decir adiós, y entonces gritaron:
-¡Adios Meiling Dagas Dobles!-y sonreí, no pude hacer otra cosa. Los veía marcharse mientras discutían sobre quien sería el bravo Lobo Rojo, el intrépido 2º de abordo, elloco de los explosivos, el valiente arquero, la temida e inocente dragona, o la ingeniosa y escurridiza chica gato...

El sol se puso y dio paso a un manto oscuro salpicado de estrellas. Bajé de las rocas y andé un rato descalza por la arena todavía caliente. Me tumbé en la orilla contemplando la luna llena mientras me quedaba adormilada con el leve susurro de las olas. Sonreí.

-Juguemos a ser piratas una vez más, chicos.

Feliz estreno de Piratas del Caribe 3.

Feliz Fin del Mundo, piratas ;)

4 Comentarios:

Anónimo 11:02 a. m.  

Cuando la vea hoy te contesto al sms, prometido, es que ayer me diste envidia xDD

Elfangor 1:02 p. m.  

me he emocionado, snif.

Unknown 9:10 p. m.  

^^

Dragón urbano 11:37 p. m.  

Jo... se me aguaron los ojos, es tan... tan... quiero jugar a ser pirata ;_; voy a guardar todos estos escritos y a imrpimirlos en letra dorada sobre fondo de papiro, si señor!