Risas

Llevaba dos días un tanto mal. Me despedí de mis amigas, me despedí de mi cuarto. Me despedí de las risas, de los buenos momentos, de los momentos frikis, de las noches despierta hablando de chorradas, de los partidos más divertidos de mi vida, del tenis, de.... Me despedí de todo lo que ha sido mi vida en este último año en Granada.

Volvía a mi casa, a una ciudad que no llega a ser ciudad, pero tampoco llega a ser pueblo. Donde la gente te critica al verte pasar, donde mostrarte tal como eres significa no ser como ellos esperan y por tanto malas miradas, malos comentarios. Donde no puedes ir por la calle leyendo un manga, o la Minami porque la gente te señala, se rie, comenta. Ni siquiera puedes ir cantando por la calle sin que a tus propias amigas les de vergüenza ajena.

Hace tiempo que dejé de ser como ellos esperaban, que lo que dijesen no me importaba lo más minimo. Este año he sido yo, sin límites, siendo tal como soy en realidad. Y me he sentido bien. He vuelto a mi casa, donde me siento más agusto con los "mayores", vease mis padres, y los amigos de mis padres, que en otro lugar. Dicen que me he saltado esa etapa de "post-edad-del-pavo" donde te importa la moda, los chicos y quién se ha liado con quién. No me importa, me siento bien al no haberla pasado.

Y anoche, en una barbacoa con mis padres y sus amigos, que ya han pasado a ser como de la familia, me lo pasé como nunca. Reí, y reí y reí aún más. La risa que se contagia, no puedes parar, te estás ahogando pero no te importa, lloras de risa, te partes de risa, incluso la fanta te sale por la nariz de lo que te estás riendo. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien por estos lares, y me alegro, alejaron mis pensamientos melancólicos por una noche. Estuvo bien.